• ¿El mejor gobierno en el peor momento, o el peor momento para un mal gobierno?
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho en su reciente informe a la nación, que “México cuenta con el mejor gobierno en el peor momento”. Para respaldar su aseveración afirma que estamos enfrentando dos crisis a la vez, la sanitaria y la económica. López Obrador es considerado por algunos como un extraordinario estratega de la mercadotecnia política, pues tiene la habilidad para colocar en la agenda y el debate públicos los temas que son de su interés, en la forma y durante el tiempo que él estima conveniente. No erran quienes así lo catalogan, pues si por sí mismo AMLO sabe posicionar sus iniciativas en el centro de la noticia, con el apoyo en su investidura presidencial la difusión de sus estrategias tiene garantizado el éxito.
Bajo tal tesitura, el primer mandatario ha acuñado la frase referida. Pareciera que con ese ingenioso juego de palabras el presidente quisiera sembrar la idea de que no es responsabilidad suya la problemática económica y sanitaria –e incluso de otra índole- por la que el país atraviesa. En parte tiene razón, pero en parte carece de ella. El complicado escenario sanitario y económico que se vive no es privativo de México, sino de carácter internacional, y su origen tampoco proviene de aquí, pues en buena medida se deriva del virus –COVID 19- que desde China se diseminó hacia todo el mundo. Pero ello no significa que al gobierno del presidente López Obrador no se le pueda atribuir responsabilidad por la omisión o negligencia mostradas en la atención de los efectos que el peligroso virus nos ha ocasionado a los mexicanos.
La Organización Mundial de la Salud ha advertido en reiteradas ocasiones el inadecuado manejo dado por México a la pandemia, al no realizar éste la cantidad de pruebas de COVID-19 necesarias -científicamente recomendadas- para la detección y el tratamiento oportunos de la enfermedad. Incluso, hoy se sabe que a nivel mundial nuestro país se encuentra en los últimos lugares en cuanto al número de pruebas realizadas, y entre las tres naciones con mayor número de defunciones por Coronavirus –con más de 66 mil hasta esta fecha (solo por debajo de EU y Brasil)-.
Hace 4 meses, a principios de mayo -cuando el número de fallecimientos por COVID-19 en México se situaba entre 6 mil y 8 mil personas-, López Obrador dijo frente a los medios de comunicación -en una de sus acostumbradas conferencias matutinas- que ya habíamos “domado” a la pandemia. Poco tiempo antes había declarado que dicha epidemia nos cayó “como anillo al dedo”. Unas semanas antes de la presente fecha, pese a la realidad material y estadística que muestra en modo evidente los estragos causados en México por el COVID 19 y su deficiente manejo por parte del gobierno, el primer mandatario expresó que analizando el entorno internacional podíamos asegurar que México no había sido tan perjudicado ¿?.
En lo concerniente al aspecto económico, el Gobierno de la República tampoco atendió de manera adecuada la afectación causada por el Coronavirus a las empresas y los trabajadores. Mientras los gobiernos de otros países -tanto de izquierda como de derecha-, acatando al sentido común y a las recomendaciones técnicas de los economistas brindaron importantes apoyos a los empresarios, con el fin de ayudar al sostenimiento de la planta productiva y disminuir el desempleo, el presidente de México les negó el respaldo, argumentando que eso implicaría corrupción. Los resultados inmediatos han sido la pérdida de millones de empleos y la falta de ingresos para la manutención de numerosas familias, así como el incremento de los índices delictivos.
Respecto al tema de la inseguridad, el desempeño de la administración actual tampoco ha sido bueno. Basta recordar que según información proporcionada por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador la delincuencia en el país ha alcanzado cifras record. Bajo la compleja problemática económica, sanitaria y de seguridad por la que el país transita, y ante la incapacidad gubernamental para brindar a los mexicanos resultados eficaces y tangibles que se confirmen en los hechos, y no sean solo frases del discurso presidencial, es pertinente preguntar: ¿El mejor gobierno en el peor momento, o el peor momento para un mal gobierno?