Luego de un intento fallido, hasta el momento, por modificar la Ley de Disciplina Financiera, a través de la diputada Patricia Terrazas (que no es factible desistan) a fin de prolongar hasta la siguiente administración el pago de los créditos de corto plazo, los que están obligados (todos los gobiernos) a pagar a más tardar 90 días antes del término de sus gestiones, el gobierno de Javier Corral deberá efectuar una profunda revisión de sus finanzas y de una no menos restrictiva disminución del gasto del próximo año.
Se antoja difícil que lo logre, luego de la desastrosa administración de las finanzas estatales.
Patricia Terrazas propuso que las deudas de corto plazo se hereden al siguiente gobernante, con un vencimiento de hasta un año, “no importa que brinque de gobierno, en este caso, por el tema de la pandemia, que sea un caso de excepción”. (Nota de Sandra Rodríguez Nieto, El Diario, Ciudad Juárez, Chih., 16 de junio 2020).
La legisladora, que fue la primera subsecretaria de Egresos del “nuevo amanecer”, justificó la propuesta debido a “que el gobernador ha gastado más de tres mil 500 millones de pesos (mdp) en combatir los efectos de la epidemia”. (Ibídem).
Por supuesto, Corral ha declarado estar ajeno a la propuesta y que, además, “su administración liquidará todos los créditos a corto plazo para no heredar esta deuda al siguiente gobierno”. (Nota de Argelia Domínguez, Entre líneas, 16 de junio 2020).
¿Cómo creerle si todo le estalla en las manos? La deuda de largo plazo, la de corto plazo, los ajustes presupuestarios, la ineficiente planeación, la incapacidad para administrar el pago de intereses; el fracaso de las reestructuraciones de la deuda; los atrasos de los pagos de los trabajadores del estado, la deuda en los bonos y compensaciones de todos los sectores, sean de seguridad pública, salud o educación.
Lo mismo aplica en la administración de los recursos en salud, en los que priva un completo desorden (para ejemplo, ahí está el de los medicamentos para combatir la rickettsiosis, almacenados en miles de cajas y ausente de las farmacias de las farmacias); en la seguridad púbica; en la construcción de las escasas obras a cargo del Gobierno estatal (las que están en construcción ahora en Juárez, por ejemplo, las que, en promedio, arrastran un sobreprecio del 30 por ciento respecto de los costos iniciales) y en la deuda a proveedores.
Impedido para gestionar más créditos de largo plazo, y luego de dos reestructuraciones del total de la deuda heredada de César Duarte, con un pésimo manejo de la misma, Corral ha tomado como estrategia única solventar las necesidades inmediatas del gasto corriente, la contratación de deuda de corto plazo (la más cara, tanto por sus intereses, como del plazo para pagar, en un año) y para salirle al plazo a la deuda con los proveedores del gobierno “amanecido”, cuyos montos varían pero que, se calcula, no bajan del orden de los siete mil 500 mdp, que pueden ascender a los 10 mil millones de pesos (mmdp), según Omar Bazán, dirigente estatal del PRI. (Nota de César Lozano, El Diario de Chihuahua, 6 de agosto 2020).
No hay problema, sostiene Corral, impedido de aceptar que su sola afirmación no sostiene lo realizado por su gobierno y se atreve a señalar que “La deuda no se va a incrementar y las necesidades del estado se podrán solventar con préstamos a corto plazo”. (Nota de El Diario de Chihuahua, 7/VIII/20).
El mandatario estatal no ocultó su aceptación a la propuesta de la diputada Terrazas y se quejó de la Ley de Disciplina Financiera, la que, dijo, debe ser modificada para hacerla un instrumento más flexible y que no tenga tantos candados en los créditos de corto plazo.
¿Qué diferencia hay entre él, los Duarte, Humberto Moreira, gobernantes del pasado, y Enrique Alfaro, el de ahora de Jalisco?
Es difícil saber que hicieron Fuentes y Corral con los milenarios recursos que han administrado, el presupuesto manejado por ellos es por lo menos superior al del último año de Duarte en 20 por ciento, del cual, se antojaba, era viable efectuar un buen manejo en el pago de los créditos y efectuar una aceptable obra pública, sin dejar de cumplir con los compromisos salariales de los trabajadores estatales.
Nada de eso ocurrió.
Nos salvaba, en materia laboral, la industria maquiladora.
Pero a partir de febrero se nos vino encima la tormenta perfecta: Una profundización de la parálisis económica del país, la de los EU; por consiguiente la disminución de los ingresos estatales y federales, ambos por la baja en la recaudación fiscal; la detención de la planta maquiladora, la de la exportación de los principales productos agropecuarios locales y el recorte de las partidas federales.
Y si faltara algo, la necesidad de incrementar los gastos en salud.
Indudablemente el gobernante estaba ante un problema mayor, que requería una profunda reestructuración del presupuesto estatal, pero de ella poco informó, porque poco se hizo y hasta la fecha no hay informes acerca de los montos y partidas en los que hubo disminución en el gasto.
No hay un informe acerca de los ahorros -o monto de las donaciones- generados por la disminución de los salarios de los funcionarios de los primeros niveles; no hubo diminución en los gastos operativos del gobernador y su gabinete, al contrario.
De acuerdo con la ley vigente, Corral tendrá que dejar en ceros la deuda de corto plazo, la que hoy asciende a poco más de dos mil 800 mdp, más lo que sumará en el resto del año y los primeros meses del 2021.
Y todo lo tendrá que hacer antes del 9 de junio del próximo año. Además, estaría imposibilitado a solicitar nuevos empréstitos en los últimos tres meses de su gestión.
Como es lógico, tendrá ante sí la tentación (en la que incurrió su perseguido adversario, César Duarte) de heredar a la próxima administración la deuda con los proveedores, con lo que agregará a la ya difícil situación de la economía estatal, la del escamoteo de esos miles de millones de pesos, los que, casi en su totalidad, ingresan a la economía chihuahuense y representan, por tanto, empleos, circulante, recaudación fiscal, ingresos por peaje carretero, etc. que pueden ser impactados por esa medida.
Contrasta el manejo financiero de Chihuahua con el del resto de las entidades.
De acuerdo con el Registro Público de Financiamientos y Obligaciones de las Entidades Federativas y Municipios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), “sólo cuatro administraciones estatales en el país han contratado y registrado ante el Gobierno federal créditos de corto plazo en lo que va de 2020 y, entre éstas, la de Chihuahua ocupa el segundo lugar con el mayor volumen adquirido”.
“El primer lugar por monto lo ocupa Jalisco, con mil 600 mdp obtenidos también a través de tres préstamos (con un presupuesto 2020 de 123 mil mdp, un 70 por ciento más alto que el de Chihuahua), mientras que Yucatán ha pedido dos por un total de 300 millones de pesos (cuyo presupuesto, para este año, es de 44 mil 100 mdp, apenas un tercio menor al de Chihuahua -73 mmdp-), y otro más fue convenido por el Gobierno del Estado de Quintana Roo (su presupuesto para 2020 es de 35 mil 200 mdp), por 212 millones de pesos”. (Nota de Sandra Rodríguez Nieto, El Diario, 2/VI/20).
No es el único problema del gobierno de Corral en materia financiera.
La ley establece que la deuda a corto plazo no puede exceder el seis por ciento de los ingresos totales aprobados en la Ley de Ingresos para el ejercicio fiscal correspondiente y el Gobierno del Estado contrató créditos de corto plazo que significaron el 8.5 por ciento.
Más.
En mayo, Miguel Colunga, dirigente de los diputados de Morena, afirmó que el total de la deuda de largo plazo había aumentado en dos mmdp, con un añadido que incrementa la gravedad de crisis de las finanzas, el que además de aumentar el plazo para el pago de la deuda, por la reestructuración, “pasaron de garantizar deuda (la de los antiguos bonos carreteros) con peaje, a garantizarla con participaciones”. (Nota de Javier Olmos, El Diario de Chihuahua, 8 de mayo 2020).
En la deuda de corto plazo y la deuda con proveedores se oculta la elevación de la deuda pues en tanto la deuda de corto plazo bajó de tres mil 648 millones a dos mil 885, “a pesar de las reestructuraciones, los compromisos de largo plazo con bancos se dispararon de 31 mil 296 a 32 mil 903 millones, lo mismo que ‘otros pasivos’, que subieron de seis mil 879 a siete mil 296 millones de pesos”. (Ibídem).
Así, el quinquenio del “nuevo amanecer”, en materia financiera y deuda, cerrará como si no hubiese existido.
Chihuahua llegará al nuevo gobierno más endeudado y con un considerable aumento de los rezagos sociales.
Ese será el epitafio de la administración de Javier Corral.
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