Como solía decir mi tocayo, Topollillo:1 “Lo dije yo primero, lo dije yo primero”.
Ya está aquí el aviso formal de la reforma electoral en puerta: elecciones primarias y doble vuelta; y sí, también como lo escribí yo, viene rampante, ampulosa, furibunda, tóxica, falaz e inconstitucional.
La reforma, como algunas sopas, tiene peros. Peros de forma y peros de fondo.
El pero de forma, evidente por superlativo, por grandote e inocultable, es que el operador estrella del bodrio es Carlos Olson San Vicente —ejecutor político de toda la vida de Gustavo Madero, uno de los principales (no el más importante, ni el más adelantado, ni el que tenga mayores posibilidades) contendientes para la gubernatura el año que entra—. Carlos Olson, Senador suplente, empleado de gobierno, mano derecha, brazo izquierdo, dedo chiquito, ojo en la nuca, del Madero, es quien se ocupa, entretelones, de “hacerle la cama” a los adversarios políticos de su patrón hacia el interior del PAN.
Intentota reformista que por más que se la pretenda vestir con grandilocuentes ropajes, no es más que una estratagema gansteril de la peor ralea, pues lo cierto es que al resto de las fuerzas políticas del Estado se les está haciendo una “oferta que no podrán rechazar”, como lo es, deshacerse de la única candidatura que, hoy por hoy, tiene visos de verosimilitud y capacidad para derrotar a quien le pongan en frente, la de Maru Campos. Lo demás es puro cuento o, para seguir citando a El Padrino, no es un asunto personal, “son solo negocios” (y de esos temas, Madero y su pandilla saben un buen).
Los peros de fondo se pueden resumir en un solo enunciado: la propuesta es inconstitucional por los cuatro costados.
Respecto a la segunda vuelta, la Constitución General, en su artículo 116, fracción IV, inciso a), así como el artículo 25, número 1, de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales señalan expresamente que las elecciones locales ordinarias “se celebrarán el primer domingo de junio del año que corresponda”; y san se acabó. El mandato es diáfano, expreso, literal; y de acuerdo al artículo 5 de la misma Ley, su interpretación se debe hacer conforme a un criterio gramatical.
Más grave, es que pretenda subvertirse la naturaleza del sistema electoral en el Estado al abrogar de facto el régimen de partidos ya que ignora el mandato de la Constitución federal que, en su artículo 41, fracción I, establece en sus párrafos tercero y cuarto que los partidos políticos son entidades públicas susceptibles de autogobernarse y que los partidos nacionales tendrán derecho a participar en las elecciones de las entidades federativas; de tal modo que al establecerse, en una Ley local, una serie de reglas que violentan el régimen interno de partidos regulados por la ley nacional, se desconoce en forma flagrante esa normativa en perjuicio del citado autogobierno.
La reforma, ni duda cabe, va a prosperar. Al PAN literalmente lo tienen en la bolsa y sus diputados no se han negado a cumplirle ninguno de sus caprichos al capo di tutti capi. El resto, partidos y legisladores, como ya dije, es un asunto de trámite entre mercachifles; se conocen, se han tratado, se han hecho favores mutuos; y aunque ellos saben que no hay amigos en el trabajo, su amistad “está fundada en los negocios” y aquí está en juego el año que entra.
No obstante, como en el beisbol, esto no se acaba hasta que se acaba.
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Luis Villegas Montes.
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1 En italiano, ratón se dice “Topo” y “Gigio” es un modo hipocorístico de “Luigi”, (“Luis”, también en italiano).