El ex beisbolista Mario Valdez relata su experiencia como compañero de Michael Jordan en su paso con los Medias Blancas de Chicago
Marco Arellano/Reforma
Ciudad de México.- El Dios del basquetbol se hizo terrenal en el mundo del beisbol.
En 1994, fue más Michael que Jordan. “Su Majestad”, afectado por la muerte de su padre, dejó la duela en 1993 y probó suerte en el diamante, en un deporte que también practicó de niño.
Previo a los entrenamientos primaverales de 1994, el novato mexicano Mario Valdez recibió el llamado de los Medias Blancas para presentarse al spring training de los prospectos en Sarasota, Florida, sede del equipo de Chicago, y en donde se realizaba la Arizona Fall League.
“Habrá un invitado muy especial (me dijeron), a lo mejor ya lo conocen, parece que se llama Michael Jordan y casi les digo ‘ya mándenme el boleto’. Nos avisaron para que no nos cayera de sorpresa que él iba a estar ahí. Él ya había anunciado que iba jugar beisbol y teníamos la esperanza de encontrarnos con él”, recordó Valdez a CANCHA.
El sonorense, actual gerente deportivo de los Tomateros de Culiacán de la Liga Mexicana del Pacífico, fue compañero de Jordan, en el campo de entrenamientos.
“Fue muy profesional durante el tiempo que jugó beisbol, siempre llegaba muy temprano para hacer cosas extras en bateo y fildeo, siempre quiso mejorar y la verdad sí iba mejorando, su swing iba mejorando cada vez más porque era muy trabajador.
“Me dejó muy impresionado la dedicación que tenía a lo que estaba haciendo en ese momento que era el beisbol, la dedicación que le daba día con día para mejorar en el beisbol, eso fue una de las enseñanzas que me dejó”, compartió Valdez.
Dentro de esa “mortalidad” que mostraba la leyenda del basquetbol, estaba la de compartir algunos consejos con toda esa camada de jóvenes peloteros que comenzaban su camino en busca de llegar a las Mayores.
“Nos dijo que la mejor manera de seguir superándonos en este deporte era entrenando, no dejar de entrenar para que nuestros sueños se hicieron realidad. Y no nada más lo dijo, veíamos que lo hacía. Fue una de las enseñanzas que me quedaron, son mensajitos que te dice, pero que a la vez lo está aplicando”, confesó.
Luego de esa pretemporada de 1994, Valdez se quedó en Sarasota para jugar en la liga de novatos y Jordan se fue a los Barones de Birmingham, la sucursal Doble A de los Medias Blancas.
Comida y bebida no faltó
La maquinaria comercial que rodeada a Michael Jordan también llegó al vestidor del equipo sucursal de Chicago en aquellas prácticas primaverales de 1994.
“Dentro del clubhouse era un jugador más, pero eso sí, todos los días, desde el primer día que llegó, teníamos en el medio del vestidor los carritos tipo de supermercado llenos de Gatorade y McDonald’s, eso sí no faltaba”, recordó Valdez.
Como uno más en el equipo
Los prospectos de los Medias Blancas se toparon con el mejor basquetbolista de todos los tiempos, enfundando con su casaca negra, con lentes de sol, su guante y un bat. La timidez se apoderó de ellos para hablarle.
“Ya que nos vimos con él, no sabíamos cómo hablarle, pero él sólo rompió el hielo, se presentó, nos dio un mensaje: ‘que lo tratáramos como un jugador más'”, rememoró Valdez del primer día de práctica.
“Él mismo nos dijo ‘yo soy un jugador más como ustedes, soy un compañero más del equipo, estamos en las mismas circunstancias, venimos a seguir aprendiendo del beisbol y al igual de ustedes si necesito saber algo les voy a preguntar'”.
Una vez que se rompió el hielo, ahora había que vivir con todo lo que rodeaba a Jordan.
“Salíamos a entrenar y había guardias corriendo por delante del grupo, por detrás, en todo el complejo siempre había guardias, era muy fuerte, se trataba de la máxima estrella del basquetbol, siempre andábamos con mucha seguridad, sobre todo por él, uno qué”, destacó.
Sólo una firma
Mario Valdez no sólo se trajo la experiencia de compartir clubhouse con Michael Jordan, sino también un madero con la firma del ganador de 6 títulos de la NBA con los Toros de Chicago.
“A la hora de pedir autógrafos, siempre fue accesible con nosotros, nada más lo único que decía que no nos podía firmar más de un artículo porque se podría mal interpretar, que pudieran hacer negocio con el otro artículo. Nosotros encantados, yo salí con mi bat firmado”.
No lo provoquen
Las convivencias de Mario Valdez con Michael Jordan fueron más que nada durante los entrenamientos y las prácticas de bateo, pero hay un anécdota que nunca olvidará.
“Jimmy Hurst era el que más bromeaba con él, le decía que le jugaba un partidito de basquetbol para ver si era muy bueno, así se la pasó hasta que le llenó el hígado de piedritas a Jordan, pusieron un bote de basura e hiciera un pelota grande de cinta”, platicó Valdez.
“Empezó Jordan con sus movimientos y se lo comió vivo, fue una botana ese día porque el amigo píquele y píquele a Jordan y le pegó una arrastrada. Ya después no le dijo nada. Fue un show ver a Jordan en el clubhouse, ver sus movimientos a pesar de no ser una pelota que botaba”.
Hurst jugó para los Cañeros de Los Mochis, de la LMP en las temporadas 1997-1998 y 1998-1999, así como con los Acereros de Monclova, de la LMB en 2004.
Prueba con el bat
En marzo de 1994, Jordan debutó con los Birmingham Barons, equipo sucursal Doble A de los Medias Blancas de Chicago
127 juegos
.202 promedio de bateo
3 jonrones
51 carreras producidas
46 carreras anotadas
88 imparables
17 dobles
1 triple
30 bases robadas
114 ponches
51 bases por bolas