La pandemia del nuevo coronavirus convirtió a las mascarillas en uno de los objetos más solicitados y provocó su escasez en muchos países. Lo que antes se podía comprar en cualquier farmacia a un precio reducido hoy se consigue a duras penas y con un precio bastante más elevado.
Mientras tanto las recomendaciones actuales de los médicos y autoridades prescriben ponerse una mascarilla al salir a la calle o ir a hacer una compra, para hacer un viaje en transporte público o en taxi. Teniendo en cuenta que encontrar mascarillas a la venta sigue siendo todo un problema, algunos se pusieron a confeccionar sus propias mascarillas caseras.
En Internet se publicaron muchos artículos y vídeos que explicaban cómo confeccionar una mascarilla casera utilizando prendas de ropa, toallas y otros materiales fáciles de conseguir. Ante la escasez, incluso el Pentágono a principios de abril dispuso a sus empleados que usaran “materiales comunes, como camisetas limpias u otros paños limpios” para cubrirse la nariz y la boca.
Efectivamente el algodón es el material más utilizado para hacer mascarillas de tela. Pero ¿qué tan eficiente es en comparación con otros tejidos? ¿Y cuál es el mejor para proteger del virus? En un estudio reciente investigadores estadounidenses examinaron la eficiencia de varias telas comunes como algodón, seda, gasa, franela y distintos tejidos sintéticos.
Los científicos descubrieron que múltiples capas de una mezcla de telas (como algodón-seda, algodón-gasa, algodón-franela) funcionan mejor. Según ellos es posible que el mejor rendimiento de los “híbridos” se deba al efecto combinado de la filtración mecánica, en el caso de algodón, y electrostática, propia para ciertos tipos de gasa y seda natural. Juntos estos dos factores tienen más potencial para proteger contra partículas de aerosol de tamaño propio para los virus y gérmenes.
Según el mismo estudio también es importante colocar la mascarilla de forma correcta. Si la cubierta de tela está mal ajustada dejando que se formen huecos, la eficiencia de filtración puede disminuir en más de un 60 %.