Sólo ocho días atrás -el 16 de abril- la cifra de personas enfermas del Covid-19 en el país (seis mil 297), era poco menos de la mitad de la que las autoridades sanitarias federales informaron el viernes 24 de abril por la tarde (12 mil 872), con un crecimiento diario en el que solamente dos días -22 y 24 de abril- llegó a ser del 11 por ciento, frente al lapso referido en los que osciló entre el 8 y el 10 por ciento.
Ahí está, en números, lo que las autoridades, de todos los niveles, han tenido en mente al insistir, por todos los medios, en impulsar el #QuédateEnCasa.
Se presentará en los momentos en los que la presión por el regreso a la normalidad va creciendo en el país, de a poquito, y con intensidad en alguna áreas en las que sectores más depauperados han salido a las calles -en pocos incidentes hasta el momento- a asaltar algunos supermercados.
Además, en el ámbito internacional, el presidente Trump y diversos empresarios norteamericanos abogan por la reapertura escalonada de la industria maquiladora que ha cerrado en México, en virtud de la necesidad de abastecer las líneas de producción que, insisten, debe abrirse en EU.
Para resolver todo lo anterior deberá tomarse en cuenta el distinto momento que guarda la epidemia en México y EU.
En los próximos días enfrentaremos la etapa en la que se acelerarán los plazos en los que va a crecer exponencialmente el número de contagiados.
Para que se duplicara el número de personas enfermas confirmadas fue necesario que transcurrieran ocho días; si el crecimiento se mantuviera en 10 por ciento, bastarían siete días para que se duplicara nuevamente, y sólo 6 para que se replicara. De ese modo, probablemente, el 3 de mayo se habrá triplicado la cifra que existía el 23 de abril.
Ese es el comportamiento nacional, otro es el local.
En éste, mientras se mantenga en los niveles que hasta ahora tiene, si bien son extremadamente preocupantes los crecimientos diarios, en las dos cifras más importantes, tanto en el número de personas contagiadas como en el de las fallecidas, los porcentajes de crecimiento irán disminuyendo en la medida que los contagios pasen de los dos dígitos.
Ojalá eso no ocurriera, ojalá nos mantuviéramos en esos dos números.
La noticia es que eso depende parcialmente también de nosotros.
Como se ha repetido incansablemente, mientras más acatemos las restricciones sanitarias, mayores posibilidades tendremos de dispersar la epidemia.
Una certeza mundial existe, no se puede detener; se le puede intentar controlar, atenuar sus efectos, conocerla mejor, pausar su desarrollo a fin de descubrir su tratamiento y/o su vacuna, pero habremos de enfrentar lo peor de la pandemia en las próximas semanas, la que ya está haciendo estragos de ese tipo en las ciudades de México, Tijuana, el estado de Tabasco y Cancún.
No está demás insistir que, frente al escepticismo inicial de la crítica, no de los adversarios de la 4T, ni de sus detractores (que igual, el presidente López Obrador no atina a dilucidar cuáles son unos y cuáles otros, ya que, por sus dichos, inferimos que emplea una buena parte de su tiempo en evaluar a la prensa y medios, para luego catalogarlos como “buenos”, si apoyan a su gobierno, y conservadores si la critican), a juzgar por el ritmo y número de contagios, las autoridades lograron aplazar hasta donde es posible, para el país, la irrupción masiva de la Covid-19, de tal manera que le permitió al Estado mexicano prepararse, en la medida de sus posibilidades, para la fase más aguda.
Evidentemente hay un cúmulo de errores, deficiencias, omisiones y hasta corruptelas; México, a pesar de los dichos y deseos del presidente y sus simpatizantes, no cambió con su llegada al gobierno, éste es el que empieza a cambiar, y no del modo y velocidad que se quisiera desde el ámbito de las transformaciones democráticas y, seguramente, nadie tiene la certeza que habrá cambiado en pro, eso es un asunto que la sociedad determinará en el futuro inmediato.
Deberá elogiarse la sensatez gubernamental de no acelerar la instauración de medidas más restrictivas en cada caso, pero también se critica haber dejado tan manga ancha a sectores tan riesgosos como el de la industria maquiladora.
Si bien la epidemia no ha golpeado a Juárez con la misma intensidad que lo está haciendo en Tijuana, no es una coincidencia ese hecho y el de haber postergado la implantación de serias medidas de vigilancia en esta industria y ciudades que, como lo afirmara el gobernador Corral, así lo determinó el decreto federal que declaró la suspensión de actividades no esenciales del 30 de marzo al 30 de abril y dejó a sectores de la industria manufacturera de exportación fuera de esa suspensión.
Corral adujo que el decreto no precisaba el papel de la maquiladora, “Sólo quedaron actividades esenciales de ciertas actividades industriales y hay un elemento en este acuerdo en el Inciso C, de la fracción segunda del Artículo Primero, que permite mantener la operación de actividades cuya suspensión pueda tener efectos irreversibles para su continuación… Lo que hemos recomendado a las empresas, de la industria maquiladora de exportación principalmente, es que observen el decreto y suspendan las labores porque es lo que ahí dice. El decreto no contempla a la industria manufacturera de exportación, la autoridad ha tomado esa decisión y será la encargada de darle seguimiento”.
Y al sostener lo anterior, como si no fuera la autoridad laboral del estado, dejó en manos de las federales la vigilancia y correcta aplicación de las medidas sanitarias.
Pero algo sabía.
Dejó constancia: “Debemos cuidar la salud de las y los chihuahuenses. Si cumplimos el 30 de abril se puedan estar levantando las restricciones de convivencia social y actividades laborales, pero el decreto establece la suspensión y todos debemos ser conscientes porque un brote de infección en un centro de trabajo nos generaría un problema delicado a todo el sistema de salud”. (Nota de Luz del Carmen Sosa, El Diario, Ciudad Juárez, Chih. 2020-04-02).
Caro lo pagaron centenas de trabajadores y sus familias y, ojalá no, el resto de la sociedad chihuahuense.
Los primeros que cayeron enfermos fueron decenas de trabajadores de la empresa Lear Río Bravo, 14 de los cuales perdieron la vida, la mayoría de los cuales se agravaron después de haber sido atendidos, en primera instancia, por médicos de la planta. (Nota de Gabriela Minjáres/Itzel Ramírez, La Verdad, 25/IV/20).
El brote de la enfermedad surgió casi 15 días antes de la suspensión casi total de actividades. Las advertencias de los trabajadores fueron reiteradas. Hasta que cundió el pánico y las noticias, según los testimonios de diversos trabajadores y familiares, se iniciaron las pocas medidas preventivas. Para entonces los más graves estaban hospitalizados, 14 no resistirían.
“Estuvo trabajando porque tenía inventario. (En la empresa) no le dijeron que estuviera enfermo, no lo incapacitaron, aparte ni les tenían cubrebocas ni guantes ni nada. No les dieron nada, ni gel ni nada, él nunca llegó aquí (a la casa) con cubrebocas ni nada”, afirmó Susana García Tafoya, sobrina de Rigoberto, una de las víctimas fatales del brote que los trabajadores ubican luego de la visita de un grupo de empleados europeos que trabajaron algunos días días en la planta. (Ibídem).
Y sólo hasta 20 días después de publicado el decreto, la Secretaría del Trabajo anunció el cierre de 14 empresas tras considerarlas como no esenciales, ubicadas en la capital, en Juárez y en Parral, justamente cuando las protestas de trabajadores de la maquiladora crecían, o efectuaban paros laborales “por el riesgo a contagiarse de Covid-19 y por ser enviados a sus casas sin el pago completo de sus salarios. Desde ayer estamos aquí, y ellos allá adentro y sin respuestas, incluso lo hacemos hasta por ellos mismos, para que se cuiden”, comentó un operador desde el patio de la maquiladora Termo Controles de Juárez, ubicada en la Avenida Ramón Rivera Lara. (Nota de Fernando Reyes, El Diario, Chihuahua, Chih., 2020-04-21).
¿Qué hacer? Todavía hasta días atrás, alrededor de 120 mil trabajadores acudían a sus centros de trabajo en Juárez, según reportes de las autoridades laborales, al tiempo que la Secretaría de Salud Estatal informó de la presentación de cuatro brotes de contagio en igual número de naves industriales, pertenecientes a tres empresas, las cuales fueron cerradas, aunque pudieran reabrir si fueran esenciales. (Nota de Reforma, 24/IV/20).
He ahí el dilema del mundo entero, ante la devastación económica causada por el confinamiento y la cuasi certeza que la Covid-19 será un problema mayor presente durante una larga temporada y ante el cual no puede haber la menor distracción.
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