Aún y cuando no se ha concretado, el paro nacional de mujeres “Un día sin nosotras” ya puede considerarse una de las manifestaciones o protestas más emblemáticas de la historia del México contemporáneo.
Así es. Se trata de un movimiento que, antes de su concreción, ya ha logrado la adhesión de un importante número de empresas, colectivos, organizaciones e instituciones públicas y privadas que, conscientes de la problemática que persiste en torno a los derechos de las mujeres, se han solidarizado con la causa.
Será el lunes 9 de marzo cuando quedará en evidencia que la presencia y participación de las mujeres en todos y cada uno los ámbitos, sectores y espacios de la vida del país es indispensable y que, por lo tanto, urgen medidas eficientes, eficaces, efectivas y -por ende- contundentes para inhibir los feminicidios, la discriminación, las agresiones, el hostigamiento y los abusos que día a día se cometen en contra de las mujeres (niñas, jóvenes y adultas).
En ese sentido es que cabe recordar (o saber) lo expresado el siglo pasado por Eleanor Roosevelt (quien, por cierto, fue la única mujer del grupo de redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos): “La batalla por los derechos de las mujeres es de una larga data y ninguno de nosotros debe apoyar todo aquello que los socave”.
Desafortunadamente, luego de casi 80 años de aquella expresión, los intentos (consientes o inconscientes) por minar los derechos de las mujeres no han cesado del todo. Incluso, en ciertas formas, manifestaciones o países (como el caso de México), esa pretensión se ha intensificado o diversificado. Situación que, por obvias razones, ha motivado el paro nacional convocado para el próximo 9 de marzo.
¿Que en México sí ha habido avances para impulsar y garantizar el ejercicio de los derechos de las mujeres? Sí, los ha habido. Sin embargo, es evidente que han sido insuficientes o deficientes. Es por eso que, independientemente de quien lo haya convocado de inicio; al final, el paro nacional de mujeres será -sin duda alguna- un parteaguas en esa lucha de larga data.
Será pues el próximo 9 de marzo cuando miles de hombres (porque sí hay hombres conscientes y solidarios) y mujeres dejarán muy clara la urgente necesidad de impulsar una cultura de respeto, protección y promoción de los derechos de las mujeres, y de que éstos deben ser ejercidos plenamente.
En esta ocasión, concluyo citando lo dicho alguna vez por la escritora, comunicóloga, politóloga y activista nigeriana, Chimamanda Ngozi Adichie: La cultura no hace a la gente. La gente hace la cultura. Si el hecho de que las mujeres sean seres humanos con plenos derechos no es parte de nuestra cultura, entonces podemos y debemos cambiar nuestra cultura.
Aída María Holguín Baeza
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