Se trata de uno de los órganos imprescindibles del cuerpo humano, por lo que cuidarlo a medida que envejecemos es de vital importancia.
El hígado es uno de los órganos imprescindibles en el cuerpo humano. Sin él, la vida no sería posible, ya que lo tenemos tanto los humanos como los animales vertebrados y es el encargado de filtrar la sangre, almacenar las vitaminas y segrega la bilis necesaria para digerir las grasas. Por ello, es muy importante que lo cuides y mantengas sano.
De igual modo, es necesario que te sometas a revisiones médicas esporádicas para conocer con exactitud el estado del hígado, ya que a medida que crecemos y envejecemos también va perdiendo su capacidad de funcionamiento. Sobre todo si hemos abusado de sustancias como el alcohol, el enemigo por antonomasia de este órgano.
Si ves que el blanco de los ojos se vuelve amarillo, al igual que la tez de la piel, has contraído ictericia
Pero antes de nada, lo mejor es que te cerciores a nivel personal de si está todo correcto; por eso, la revista ‘Best Life‘ ha recopilado algunas de las señales físicas que te avisan de cualquier contratiempo que pueda ocurrir con esta parte del cuerpo.
Te pica demasiado la piel
Uno de los síntomas más notables de la colangitis biliar primaria, una enfermedad crónica que destruye los conductos biliares del hígado, es el de sentir picor en la piel. Evidentemente, todos tenemos la necesidad de rascarnos en algún momento del día, ya que la dermis se reseca. Pero si crees que te pica más de lo normal, lo mejor será que acudas a una revisión médica, ya no solo por el hígado, sino por prevenir enfermedades típicas de la misma, como la cirrosis.
Piel y ojos amarillos
Este es uno de los signos más conocidos que delatan que algo va muy mal en tu hígado. Si ves que el blanco de los ojos comienza a volverse amarillo al igual que la tez de la piel, puede que hayas contraído ictericia, es decir, unos niveles bastante altos de bilirrubina en el cuerpo, un pigmento secretado por el hígado de color amarillo.
Cambios bruscos de peso
Si de repente un día te levantas y notas que el cinturón no llega, algo está pasando. Obviamente, no ha habido cambios bruscos en tu dieta, por lo que eres incapaz de explicar a qué se debe haber ganado tantos kilos. Podrías tener cirrosis hepática, una enfermedad que se desarrolla lentamente y remplaza el tejido hepático sano con el cicatricial, bloqueando el flujo sanguíneo del hígado e inhibiendo el funcionamiento correcto del órgano.
Si tienes insuficiencia hepática, el hígado no puede eliminar correctamente las toxinas de la sangre, por lo que se acumularán en tu cerebro.
Del mismo modo, si también pierdes demasiado peso en poco tiempo, no es una buena noticia. Incluso peor que en caso de ganarlo, ya que en este caso no será la cirrosis lo que debe preocuparte, sino la hepatitis C, mucho más peligrosa.
Horario de sueño irregular.
Un estudio de 2012 publicado en el ‘Egyptian Journal of Chest Diseases and Tuberculosis’ halló que los cambios bruscos en los patrones de sueño también pueden estar debidos a la cirrosis hepática. Lógicamente, no puedes atribuir el insomnio a que hay algo mal en tu hígado. Pero si los otros síntomas se cumplen y nunca has tenido problemas de insomnio, puede que sí que esté ocurriendo raro en el órgano.
Te salen moratones fácilmente
A medida que envejeces, el cuerpo y la piel se vuelven más débiles, lo que puede aumentar la afluencia de moratones o que salgan al más mínimo roce. Sin embargo, si nunca te ha pasado y eres relativamente joven, podría deberse a una enfermedad hepática.
Pérdida de memoria
Siempre has tenido una memoria de pez y últimamente no sabes qué pasa que no recuerdas nada. Cuando experimentas insuficiencia hepática, el hígado no puede eliminar de forma adecuada las toxinas de la sangre, por lo que puede provocar que se acumulen en tu cerebro en un fenómeno conocido como encefalopatía hepática. Si eres despistado por naturaleza, no tienes por qué preocuparte, pero si de repente has notado que todo se te olvida…
Siempre te notas cansado
Otro rasgo que denota una enfermedad hepática, aunque como decimos, debe ser un cambio muy brusco. Un estudio de 2006 publicado en el ‘Canadian Journal of Gastroenterology and Hepatology‘ descubrió que uno de los síntomas podría ser la fatiga crónica.
Cambios en la personalidad repentinos
Aunque suene extraño, la encefalopatía hepática puede provocar que las toxinas que no ha podido drenar de la sangre el hígado vayan al cerebro, lo que acaba produciendo una disminunición en la función mental. Esto es raro de notar ya que solo se percibe en el contacto con los otros. Si de repente los demás dejan de verte como normalemente has sido o notas cambios bruscos en tu temperamento, puede que se deba al hígado.