Ojinaga Chih.- Estando escondido en una cueva del monte de Horeb (Sinaí) y tras oír un silbo apacible y delicado que daba testimonio de la presencia de Dios, el profeta oye la voz que le pregunta: ¿Qué haces aquí, Elías?
El Pastor Omar Licon, ministro titular de la Iglesia Monte Horeb, de las Asambleas de Dios en esta ciudad, dijo durante su sermón dominical de ayer que de la misma forma que Dios trabajo con hombres como Elías y Eliseo para involucrarlos en su obra y a su servicio lo puede hacer con usted si esta dispuesto.
1 Reyes 19:14 Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.
Este guerrero de Dios había combatido incansablemente el culto a Baal, hasta el punto de quedarse completamente exhausto, rendido, casi dando la causa por perdida. Recordemos que Baal era básicamente el dios de la prosperidad, los cananeos le atribuían a él la lluvia que fertilizaba los campos y las cosechas, también le atribuían la fertilidad que multiplicaba el ganado y la de las personas. Hay un pasaje bíblico sorprendente en cuanto a esto
Oseas 2:8 Y ella (Israel) no reconoció que yo le daba el trigo, el vino y el aceite, y que le multipliqué la plata y el oro que ofrecían a Baal.
Dios era quien proveía a Israel, sin embargo el pueblo buscaba y atribuía esa prosperidad a Baal y le entregaban las primicias de sus cosechas, de sus ganados, le sacrificaban sus primogénitos haciéndolos pasar por el fuego y le ofrecían plata y oro, buscando así ser prosperados en mayor manera.
La prosperidad de la tierra de Canaán estaba fundamentada en la lluvia, todo dependía de ella así como Egipto dependía de las crecientes del Nilo. Baal era considerado el señor de la lluvia, si llovía todo prosperaba, por eso Elías había orado y no llovió por tres años y seis meses, para demostrar que Baal no era quien mandaba la lluvia sino Jehová.
Israel había dejado los mandamientos de Dios y habían corrido tras la falsa promesa de prosperidad ofrecida por los sacerdotes de Baal. “Sólo yo he quedado” se queja Elías en el monte Sinaí (Horeb), en el mismo lugar donde Dios le había dado los Mandamientos de la Ley a Moisés. La respuesta de Dios fue: Y le dijo Jehová: Vé… Todavía le quedaba trabajo por hacer al siervo de Dios. Aquí también se le revela quien sería su sucesor:
1Reyes 19:16b,18 y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar… Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron.
Es muy probable que Elías no haya conocido a Eliseo hasta entonces. Desde la época del profeta Samuel escuchamos de la existencia de las “compañías de profetas” o de los “hijos de los profetas”, pero no es de una escuela de profetas de donde surgirá el sucesor, sino de detrás del ganado:
1 Reyes 19:19-21 Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto. Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo: Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: Vé, vuelve; ¿qué te he hecho yo? Y se volvió, y tomó un par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo para que comiesen. Después se levantó y fue tras Elías, y le servía.