Su padre les siembra la semilla del anarquismo… y del odio
Fueron tres hermanos: Gaspar Jesús, Cipriano Ricardo Gerónimo y Hermenegildo Enrique Flores Magón; su padre fué el Coronel Teodoro Flores, un verdadero cacique de la Sierra Mazateca de Oaxaca, quien combatió en múltiples y heroicas batallas bajo las órdenes de Porfirio Díaz, del que era amigo personal; incluso firmó el Plan de Tuxtepec de Porfirio, que exigía la salida del Presidente Benito Juárez, a cuyo gobierno, ya se le comenzaban a ver rasgos de dictadura. Pero de pronto, algo debió haber pasado entre el General Díaz y el Coronel Flores, que obligó a este último a romper con Díaz y a rechazar un alto cargo que le ofrecía en su gobierno y a retirarse de la actividad política. Nunca se supo que sucedió.
Nunca trascendió lo sucedido entre el General Porfirio Díaz y el Coronel Teodoro Flores, lo que sí es bien sabido es que a partir de ahí, el Coronel Flores se dedicó a inculcar en sus pequeños hijos, el pensamiento indígena de Oaxaca, cuyos principios eran muy compatibles con el comunismo libertario y con el anarquismo; así también se dedicó a imbuir en sus pequeñas mentes un odio visceral hacia Porfirio Díaz y hacia toda forma de gobierno y de autoridad; a su corta edad, los convirtió en unos resentidos sociales, rebeldes porque sí, inconformes ante todo y unos verdaderos anarquistas. Así crecieron los tres hermanos y se convirtieron en renombrados periodistas, ideólogos y políticos, fundaron el periódico anarquista y comunista “Regeneración”, desde donde se dedicaban a atacar al gobierno de Porfirio Díaz, que por sí mismo, él y su gobierno tenían aspectos muy criticables, pero la opinión pública comenzó a notar que en ocasiones los Flores Magón inventaban noticias falsas o confusas solamente para atacar a Porfirio. En 1904, esto les costó el destierro; Porfirio Díaz ordenó el arresto y destierro de los anarquistas Ricardo y Enrique Flores Magón, Manuel y Juan Sarabia, Antonio Villarreal, Librado Rivera, Rosalío Bustamante, Práxedis G. Guerrero, Anselmo Figueroa, Antonio de Pío Araujo y Camilo Arriaga. Se refugiaron en San Luis, Missouri, Estados Unidos y desde ahí, en 1905 fundaron el Partido Liberal Mexicano, de corte anarquista y comunista.
Los tres hermanos, fueron ideólogos del movimiento de la Revolución Mexicana, incluso se autonombraron como los iniciadores del movimiento armado; pronto el hermano mayor, Jesús Flores Magón adoptó un anarquismo muy moderado y se comenzó a distanciar un poco de sus hermanos Ricardo y Enrique, que adoptaron una conducta hacia un anarquismo en extremo radical y proclive a la violencia; inclusive, Jesús Flores Magón formó parte del Gabinete del Presidente Francisco I. Madero como Secretario de Gobernación, mientras que Ricardo y Enrique permanecían desterrados en el exilio, debido a su radicalismo extremo y violento.
Siguen en el destierro, pero se mudan a Los Ángeles
En el mismo año de 1905, los Flores Magón y seguidores se mudan a Los Ángeles, California y se establecen en el # 519 de la East Fourth Street, en donde instalaron el centro de operaciones del Partido Liberal Mexicano, los talleres del periódico Regeneración y el cuartel general de sus actividades subversivas. Su ideología y sus actividades se radicalizaron aún más; entraron en contacto con personas y grupos extremadamente radicales y afines a su ideología, como la Industrial Workers of the World (IWW), la Western Federation of Miners y la “American Federation of Labor” y rápidamente se involucraron en revueltas sociales tanto en Estados Unidos como en México, por lo que son buscados por las autoridades de ambos países.
Comenzaron a recibir financiamiento de la IWW , de la WFM y de la AFL, a cambio de apoyo subversivo y la impresión de los panfletos subversivos para las huelgas, disturbios y sabotajes de estos dos sindicatos; para ello, los Flores Magón apoyaban con gente de sus mismos seguidores; mientras que con los fondos que les aportaban los sindicatos, apoyaban revueltas sociales y actos subversivos y de sabotaje en Chihuahua, Coahuila, Sonora, Veracruz, Oaxaca, Tabasco, Tlaxcala y en cualquier parte que ellos consideraban que se necesitara actuar y desestabilizar la región, así como debilitar al gobierno.
En 1907, Ricardo Flores Magón, Enrique Flores Magón, Antonio Villarreal y Librado Rivera son declarados “enemigos de Estados Unidos” por el gobierno del Presidente Theodore Roosevelt, además había sobre su captura una recompensa de veinte mil dólares que ofrecía el Gobierno Mexicano. Huyeron y anduvieron prófugos por Toronto y Montreal en Canadá, luego se escondieron en San Francisco y Sacramento, California, hasta que los servicios de inteligencia de Estados Unidos dieron con ellos en Los Ángeles, donde son hechos prisioneros por las autoridades estadounidenses y recluidos en prisión por organizar y apoyar revueltas sociales. Durante los tres años en prisión, su hermano Enrique Flores Magón (que había logrado escaparse), continuó con las actividades del Partido Liberal Mexicano en contra del gobierno de Porfirio Díaz, así como con el apoyo las actividades subversivas de los sindicatos en Estados Unidos, donde ya se le comienza a llamar a estos movimientos como “El enemigo Rojo” o también “La amenaza Roja”.
El que con lobos anda…. y el rompimiento con Madero
El 4 de agosto de 1910 son liberados Ricardo Flores Magón, Antonio Villarreal y Librado Rivera, la IWW envió a trescientos trabajadores a recibirlos a la estación de trenes de Los Ángeles, como si fueran unos héroes pero la verdad es que venían más radicales y violentos que nunca, desde que se relacionaron con los sindicatos y centrales obreras de Estados Unidos, tuvieron acceso a personajes del bajo mundo y a los filibusteros (personas que a cambio de un pago, hacían lo que se les pidiera); su estancia en prisión reforzó esas relaciones y lazos con el bajo mundo y parecía que entre más radicales y violentos eran Ricardo y Enrique, más moderado y conciliador era su hermano mayor Jesús, quien era hombre de confianza de Madero.
Al salir de prisión, Ricardo Flores Magón se pone en contacto con Francisco I. Madero (quien también estaba exiliado en San Antonio, Texas), y le reclama lo que él considera su tibieza en el accionar del movimiento antirreeleccionista en contra de Porfirio Díaz, a quien los Flores Magón no solo querían derrocar, sino también asesinarlo. Madero les responde que los tiempos y las formas van de acuerdo con lo estipulado en el “Plan de San Luis”, y que no va a modificar el esquema para darles gusto a ellos; les explica que ya Abraham González y Pascual Orozco están reclutando gente para iniciar con el levantamiento armado de la Revolución Mexicana, con fecha establecida para iniciar el 20 de noviembre de 1910 en Chihuahua (no contaba Madero con que Toribio Ortega se adelantaría, iniciando la Revolución Mexicana el día 14 en Cuchillo Parado, Mpio. Coyame, Chihuahua).
En esa entrevista, Madero le dice a Flores Magón que sus caminos van juntos hasta un cierto objetivo, el de derrocar a Porfirio Díaz y a partir de ahí, sus caminos se separan, puesto que él se considera un demócrata y ellos los Flores Magón son anarquistas que no creen en ninguna forma de gobierno ni de autoridad; y piensa Madero que cuando menos hasta el punto que los une un mismo objetivo deben ir juntos; Madero pretendía derrocar a Díaz y establecer las bases de un gobierno democrático y los Flores Magón pretendían derrocar a Díaz y asesinarlo, para establecer la anarquía y esto lo sabía muy bien Madero. El rompimiento entre estos dos líderes se da en el momento en el que Madero le dice a Flores Magón que, si Porfirio Díaz muere en una acción de guerra, es eso, un acto de la guerra, pero que de ninguna manera va a permitir que una vez derrocado Díaz este sea asesinado y mucho menos participar en el mismo. Ese fue el rompimiento, tenían un mismo objetivo, pero diferentes formas y diferentes planes. Aun así, Madero siguió buscando el acercamiento con los Flores Magón, porque necesitaba al Magonismo por la influencia que ya comenzaban a tener en ciertos grupos de obreros y campesinos; aunque nunca más pudieron reconciliarse, Madero siempre tuvo a su lado a Jesús Flores Magón como persona de confianza.
El ataque a Baja California y las negras intenciones detrás del malévolo plan
En su primera estancia en la cárcel, a Ricardo Flores Magón durante esos tres años le sirvieron para establecer contactos con delincuentes, filibusteros y mercenarios; de esta manera fué madurando la descabellada idea de invadir la península de Baja California para apoderarse de ella. Apenas tenía dos meses de haber salido de la cárcel, cuando el 1 de octubre de 1910 ocurren dos bombazos al edificio del influyente periódico “Los Ángeles Times”, propiedad del poderoso General Harrison Gray Otis, quien estaba teniendo problemas con los sindicatos; el atentado produjo decenas de víctimas mortales y las autoridades estadounidenses de inmediato voltearon a ver a los Flores Magón, afortunadamente los responsables fueron detenidos y deslindaron a los Flores Magón del atentado.
El atentado trajo consecuencias, los responsables fueron tres trabajadores de origen escocés de la “American Federation of Labor, Section of Bridges and Steel Structures”, este atentado dañó seriamente la imagen de los sindicatos en Estados Unidos y encendió las alarmas en los cuerpos de inteligencia de Estados Unidos, quienes pusieron una estricta vigilancia sobre los sindicatos y sobre los Flores Magón, debido a sus antecedentes y a que ya habían descubierto que también tenían nexos con la “American Federation of Labor”, de quien también estaban recibiendo dinero para sus actividades subversivas a cambio de asesoría y publicaciones. Esta sobrevigilancia sobre los Flores Magón les generó una presión extra y los obligó a adelantar sus planes.
Los Flores Magón invaden Baja California; hecho histórico muy extraño y poco conocido
El plan de los Flores Magón consistía en invadir la península de Baja California para establecer el centro de operaciones del Partido Liberal Mexicano y desde ahí instaurar un régimen anarquista para que se fuera extendiendo a todo México y apoderarse del control del país; ésa era la idea, ése era el plan, bastante descabellado, pero ellos creían que se podía lograr. Tenían el respaldo económico de los sindicatos y ya habían reclutado a un buen número de mercenarios y filibusteros, además de los “wobblies”, que eran trabajadores que formaban el brazo rudo de la IWW.
A los filibusteros y a los mercenarios les ofrecieron un salario de 600 dólares por invadir y tomar la Baja California, más un lote de parcela para siembra donde podrían establecer un rancho. En esa época el salario mínimo en México era de 57 pesos mensuales y en Estados Unidos era de alrededor de veinticinco centavos de dólar la hora, así que, en esas proporciones, la paga era muy buena y tentadora, más aparte el terreno prometido. El 29 de enero de 1911, comienza el ataque, un comando de 20 filibusteros enarbolando la bandera anarquista (cuyo símbolo es una letra “A” encerrada en un círculo, rodeada de los colores rojo y negro), cruzan la línea fronteriza desde Caléxico, California y toman por asalto a Mexicali en México, y plantan la bandera anarquista; en los días siguientes, otro grupo de mercenarios toma la ciudad de Tecate bajo las mismas circunstancias y finalmente, otro grupo de treinta filibusteros toman la ciudad de Tijuana y se extienden hasta Ensenada. Estos poblados fueron tomados e invadidos en nombre del Partido Liberal Mexicano.
En 1911, Tijuana tenía alrededor de 900 habitantes, mientras que su vecino San Diego ya tenía una población de 140,000 habitantes, para darnos una idea de la gran desproporción en todos los sentidos; otro factor en contra era lo apartado, inhóspito y escasamente poblado de la península de Baja California con respecto al resto del territorio nacional; por lo tanto, la presencia militar era muy escasa. Toda esta operación fue dirigida por los hermanos Flores Magón desde su sede del Partido Liberal Mexicano en Los Ángeles.
La noticia de que mercenarios gringos habían invadido la península de Baja California con banderas anarquistas y en nombre del Partido Liberal Mexicano, no tardó en llegar a la Presidencia de la República, el Presidente Díaz de inmediato acusó a los Flores Magón, señalándolos como mercenarios, separatistas, anexionistas y por supuesto, traidores a la patria y le exigió al jefe político de la Península, el Coronel Celso Vega, que le enviara un reporte de la situación real. Y la situación real, era que, en Tijuana, que era la población más grande, solo había un comandante y nueve policías, que nada podían hacer frente a los intrusos.
A Porfirio se le cae el mundo
Por esos meses, la Revolución Mexicana cobra fuerza y el gobierno del Presidente Díaz debe enfocarse en otros puntos del país que estaban ardiendo, levantados en armas contra su gobierno, y le resta atención al problema de Baja California, que no era un asunto menor, al contrario, requería atención y presencia; ya los mercenarios y filibusteros habían instalado una zona libre de mercaderías, drogas, licor y centros de prostitución y empezaba a convertirse en refugio de delincuentes, pistoleros y maleantes de ambos lados de la frontera.
Para colmo de males, el 8 de mayo llegan a Tijuana otro grupo de trescientos mercenarios y filibusteros; el día 9 de mayo, el comandante de la policía, José María Larroque y sus nueve policías, junto con el subteniente Miguel Guerrero de 20 años de edad, al mando de 25 soldados de la Compañía Fija de Ensenada, más un grupo de 77 voluntarios ciudadanos, enfrentan a los mercenarios de los Flores Magón en una sangrienta batalla, donde perdieron la vida el Comandante Larroque y muchas personas más; al terminarse la munición, el Subteniente Miguel Guerrero ordena retirada hacia Ensenada para solicitar refuerzos del General Celso Vega. Entonces los mercenarios, terminada la batalla izaron ya no la bandera anarquista de los Flores Magón, sino la bandera de Estados Unidos, algo ya muy grave. El 10 de mayo sucede otro hecho que afecta la defensa de Baja California: la Toma de Ciudad Juárez, que provocó la caída de Porfirio Díaz, quien renunció hasta el 25 de mayo, pero ya no tenía el control del país, quedando Baja California a la deriva, sin defensa, y en manos de un grupo de fascinerosos.
A los Flores Magón se les hace bolas el engrudo… y terminó el sueño de apoderarse de México
El 25 de mayo de 1911, Porfirio Díaz renuncia a la Presidencia de la República y por mandato constitucional, asume el poder Francisco León de la Barra de manera interina hasta convocar a elecciones. Mientras tanto en Baja California, a los Flores Magón ya se les hizo bolas el engrudo; los mercenarios y filibusteros eran ya la autoridad en Baja California, habían saqueado e incendiado los poblados de Tijuana, Tecate, Mexicali y Ensenada sin ninguna oposición; la población estaba aterrorizada y a merced de estos criminales enviados por los Flores Magón; además estos bandidos estaban ya exigiendo el pago por sus “servicios”, consistente en 600 dólares y una parcela de terreno por cada mercenario y filibustero.
De la manera más burda, ingenua y torpe, los Flores Magón les expiden a manera de “pago provisional” a los mercenarios, unos bonos que se podrían cobrar después de sesenta días de que los Flores Magón hubiesen asumido el control de México; los mercenarios y filibusteros, no sabían si reírse, llorar o enojarse ante tanta ingenuidad; por su parte los Flores Magón parece que desde un principio, nunca se dieron cuenta de que estaban tratando con delincuentes y criminales de la peor catadura y de que ellos se conducen de otra forma mucho peor que la de los anarquistas. Mientras, en la Ciudad de México, el nuevo gobierno estaba a la expectativa, dejando que se hundieran solos los Flores Magón, cuando en eso de algún lado, les lanzan un salvavidas.
Por un puñado de dólares…
En los poblados de Tijuana, Mexicali, Tecate y Ensenada, para contrariedad de los Flores Magón, ondeaba ya la bandera de Estados Unidos, en señal de que sus propios mercenarios los habían desconocido ya, a ellos y al Parido Liberal Mexicano, y encima les estaban debiendo a sus mercenarios, 240,000 dólares y 400 parcelas de tierra, y no tenían ya financiamiento de los sindicatos ni tierras de donde repartir. En eso llega una tablita de salvación…
El empresario teatral Richard “Dick” Wells Ferris, junto con otros magnates de California como el General Harrison Gray Otis, dueño del periódico “Los Ángeles Times”, el terrateniente Harry Chandler, el magnate ferroviario John D. Spreckles, y el magnate William Randolph Hearst, dueño de un imperio editorial, ven su gran oportunidad y le ofrecen a los hermanos Flores Magón saldar todas sus deudas con los mercenarios tanto en lo económico, como en cuanto a las parcelas; a cambio de quedarse ellos con toda la península de Baja California, cediendo una porción en la parte sur para los hermanos Flores Magón. Inclusive el empresario Dick Ferris llegó con una bandera similar a la de Estados Unidos, pero con una sola estrella y la izó en Tijuana, declarando la “República Libre de California”.
La noticia de que en Baja California ya ondeaba una bandera en señal de una nueva república, llegó primero a oídos de Madero, quien de inmediato le informó y le solicitó al Presidente Interino Francisco León de la Barra su intervención. El Presidente instruye a su Secretario de Guerra y Marina, General Eugenio Rascón Arce que haga lo que tenga que hacer para recuperar la Baja California; el General Rascón, debido a la lejanía no puede enviar tropas desde México con la rapidez que requiere el caso y arma una estrategia: ordena al Coronel Celso Vega que estaba en Ensenada al mando la Compañía Fija, que se movilice con toda su tropa hacia Sonoyta, Sonora, para darles a los gringos y a los Flores Magón la creencia de que estaban abandonando y entregando la plaza; en Sonoyta debía esperar la llegada del Octavo Batallón de Culiacán al mando del General Ángel Flores, quien ya estaba en órdenes de movilizar a sus tropas e ir en apoyo para recuperar Baja California.
El 22 de junio de 1911 en la Batalla de Tijuana, en las lomas de Agua Caliente, a las afueras de Tijuana, los soldados mexicanos del Octavo Batallón de Culiacán y la Compañía Fija de Ensenada, derrotan a los mercenarios y filibusteros gringos que tenían ocupada la ciudad y recuperan a Tijuana y la península de Baja California; todos los mercenarios y filibusteros que sobrevivieron a la batalla fueron entregados vivos al ejercito de Estados Unidos, para ser procesados en su país. Así terminó este hecho histórico y a la vez extraño y muy poco conocido de la época de la Revolución Mexicana. Los hermanos Flores Magón fueron arrestados, procesados y vueltos a encarcelar en Estados Unidos; Ricardo Flores Magón murió en 1922 en la prisión de Leavenworth, Kansas, donde cumplía una sentencia de veinte años; su hermano Enrique murió en la Ciudad de México a los 83 años de edad.
La historia vs la historia
Como sucede casi siempre con los hechos históricos, existen dos historias, la historia oficial y la historia real o la historia oculta, o la historia que no se cuenta. En el caso de los hermanos Flores Magón, es verdad que fueron ideólogos de la Revolución Mexicana, trabajaron muy de cerca con Madero y Zapata y otros líderes revolucionarios; inclusive sus nombres están inscritos con letras de oro en el Congreso, y Ricardo Flores Magón está sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres; pero en los hechos concernientes a su lamentable participación en la invasión de Baja California, la historia oficial mexicana se ha encargado de no mencionar los hechos o desvirtuarlos, o incluso minimizarlos o tornarlos confusos. Para varios historiadores actuales y para muchos periodistas y políticos de la época, los Flores Magón cayeron en actos de Traición a la Patria al recibir financiamiento extranjero para llevar a cabo actos subversivos en nuestro país y muchos consideran el asunto de la Baja California como de Alta Traición a la Patria.
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Fuentes Bibliográficas:
- elretohistórico.com
- elimparcial.com
- elvigía.net
- books.google.com.mx
- secuencia.mora.edu.mx
- historiamexicana.colmex.mx
- scielo.org.mx
- archivos.juridicas.unam.mx
- es.wikipedia.org