Maru se queda o se va -La incongruencia de Morena -Chaparro muy chaparro
EN LOS próximos 15 días, se conocerá el impacto en cualquier dirección el impacto de la vinculación a proceso penal, de la candidata del PAN-PRD, María Eugenia Campos Galván.
La comunicación política recomienda que sea ese plazo, para conocer lo más cercano a la realidad, no antes ni después, ya que la percepción social es muy cambiante, pero tiene sus plazos para asumir un suceso, siempre y cuando no sea una eventualidad de grandes dimensiones.
El caso de Campos Galván no lo es; aunque si lo sería en el imaginario su encarcelamiento, por ejemplo, no estamos en esta tesis, ni siquiera es hipótesis.
Desde luego que para acercarse a la realidad, es necesario hacer una medición científica para acercarse a la verdad, sin manipular, comprar o cucharear encuestas, no hay otra posibilidad.
Realizar una métrica en la última semana de este mes, le otorgaría números reales a la candidata y su equipo; también a quién quiera y pueda pagar unos 300 ó 400 pesos para una encuesta seria.
Luego de la vinculación se sabe que pueden presentarse tres resultados. El primero tiene que ver con una caída de entre ocho y 10 puntos (por el tema en sí). En donde las preferencias van a otras opciones políticas.
Un incremento a porcentual similar, en donde se percibe que es víctima, perseguida política por parte del gobernador Corral y su aparato estatal, además, de la violencia de género.
Y el llamado efecto de rigidez, que no significa otra cosa que, aunque haya persecución, golpes, señalamientos y demás no hay forma de debilitar al candidato (a), aunque no se registren variaciones porcentuales.
El mejor ejemplo a manera de ilustrar y para no ir tan lejos se registró en la elección de hace poco más de dos años del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Suponemos que el dato ya está anotado el cuarto de guerra de la candidata; pero debe estar registrado en la dirigencia estatal y nacional del PAN, desde dónde puede venir una decisión muy importante, la que tendría que ver con la modificación de quien vaya a la candidatura por el PAN-PRD.
MORENA y su candidato al gobierno del estado, Juan Carlos Loera de la Rosa, deberían ser más serios y congruentes, en estas campañas políticas, en donde tiene en la mira y en la agenda frame a la candidata del PAN-PRD a la gubernatura, a Campos Galván.
No es recomendación ni consejo, incluso es válido que así sea, pues el segundo tiene que buscar al puntero y quien está en la tercera posición, tiene dos opciones de para disparar (en lo político).
El caso es que a Morena y aliados, se les olvida que tienen varios casos de corrupción señala. Unos nombres refrescaran la desmemoria a propósito.
El candidato a la gubernatura tiene dos denuncias ante la Función Pública por desvío de recursos y por nepotismo.
Carlos Borruel candidato a diputado federal está imputado por amenazas de muerte en contra del un periodista.
Cruz Pérez Cuéllar, candidato en Ciudad Juárez, tiene un proceso de desafuero ante el senado, incluso orden de aprehensión por presunta participación en la nómina secreta del ex gobernador Duarte Jáquez.
Para muestra basta desde luego que hay otros. Que el partido Morena y sus candidatos se crean químicamente puros está muy lejos incluso más de la bandera anticorrupción, la que se han apropiado, el problemín es que se trata de dientes hacia afuera.
El PROFE Chaparro, dirigente estatal de Morena, anda el plena depre o más afectado que los novios en torna boda.
Lo ha dicho en público y más bien en privado que su candidato a la gubernatura, Juan Carlos Loera de la Rosa, está más fundido que Marcó Fabián con Los Bravos, después de pegarle fuerte a los buenos tequilas.
El profe Chaparro, asistió la reunión de Loera con mujeres a la Plaza del Ángel y con sus aliados se regresó tan molestó y decepcionado con el candidato que optó en su desaliento buscar el primer bar a su alcance.
Lo hizo; sólo camino tres cuadras y llegó al lugar, en donde volvió a la misma narrativa del candidato perder. Los alipuses, como a José Alfredo Jiménez, le allanaron el camino. De la Cuarta T, no tiene idea y más se decantaron por una reina.