Más allá del estatus migratorio, muchos trabajadores de restaurantes y ‘deliveries’ enfrentan otras trabas por parte de sus empleadores, para lograr ser vacunados contra el COVID-19
Datos oficiales de la Alcaldía calculan que la población de inmigrantes indocumentados en la ciudad de Nueva York está cerca del medio millón de personas, y una gran mayoría de ellos se gana la vida haciendo trabajos en el sector de servicios. Y desde que el pasado 2 de febrero se dio luz verde para que los empleados de los restaurantes, los ‘deliveries’ y los taxistas se pudieran vacunar, muchos todavía no han sacado provecho de esta oportunidad para protegerse contra el COVID-19, por temor al creer que su estatus migratorio será revelado cuando acudan a un centro de inmunización.
Ese el caso del repartidor de comida salvadoreño Eugenio Laprea, de 28 años, quien le compartió a El Diario que prefiere no tener acceso a ningún tipo de hospital o centro de vacunación, porque tiene “pánico” por su situación migratoria irregular.
“Mientras uno menos tenga que estar dando sus datos y acercarse a cosas públicas mejor. Uno por tantos años ha aprendido a desconfiar. Yo prefiero no vacunarme. Si he sobrevivido todo este año, qué más da”, dijo el centroamericano.
Y al aclarar que esta fuerza laboral no debe tener miedo de acudir a los centros de vacunación debido a su condición legal en este país, las autoridades del Departamento de Salud de la Ciudad (DOHMH) volvieron a reiterar esta semana que independientemente del estatus migratorio, todos los neoyorquinos elegibles por su edad o por las características de sus labores, podrán tener acceso al fármaco de manera gratuita e independientemente de que no tengan seguro médico.
“No deben existir miedo o preocupación, porque la situación legal migratoria de quienes son elegibles para la inmunización no es una información que debe ser compartida para tener acceso a nuestra estrategia”, subrayó Pedro Frisneda, vocero de DOHMH.
El problema de conseguir un comprobante
Y aunque las autoridades de Salud insisten que el estatus migratorio no es un problema y que no se necesita mostrar documentos de ‘residencia legal’, muchos de los que ya son elegibles para la inmunización están enfrentado otras trabas, el conseguir los comprobantes de sus empleadores que demuestran que sí trabajan en las áreas que ahora califican para la vacuna.
El repartidor de comidas mexicano Luis de los Ríos, de 29 años, no ha parado su bicicleta desde que comenzó la pandemia hace un año. La necesidad de producir dinero pudo más que el temor de infectarse, viviendo el riesgo diario de contagiar a su abuela y a su madre con quienes vive en El Bronx. La noticia de que como trabajador de la industria de restaurantes ya era elegible para vacunarse, fue solo una alegría momentánea.
Luis contó que cuando se enteró que calificaba para recibir la primera dosis en el ‘mega centro’ de vacunación instalado en el Estadio de los Yankees, encontró la primera gran traba.
“El administrador del restaurante en donde trabajo en Manhattan me dijo que él no me iba a dar ninguna carta en donde constara que yo trabajaba para ellos. Primero, porque en realidad yo trabajo es para una aplicación de pedido por teléfono. Y en esas compañías digitales nosotros somos apenas un número”, relato el inmigrante poblano.